¿Qué ves cuando me ves?
La industria cinematográfica ha influido en una gran parte de la sociedad, a lo largo de los años, respecto de la mirada sobre el autismo; cuando la balanza, las creencias se tornan absolutas, el espectro se quiebra.
Se estima que, a nivel global, rondan los 41.000 millones de dólares en el mundo del cine, algo significante cuando hablamos de empleo en el sector. Pero, si nos acercamos más, y vemos los detalles que otros tal vez desestiman, no sólo hay un negocio millonario, junto a eso se tejen conceptos que se instauran en el espectador, deslizados en quizá una hora y media de placer, los cuales pueden influir grandes volúmenes de audiencia, durante toda su vida, y no necesariamente de forma positiva.
En muchas películas, a lo largo de la historia, se ha guionado a los personajes autistas con estereotipias, no hablantes, con innumerables características negativas, y un sólo factor que volvería al personaje empático con el público en la trama. Luego, a medida que comenzaron a surgir figuras destacadas a las cuales se les atribuye el diagnóstico de autismo, la balanza viró fugaz al autista genio, desajustando una vez más la báscula, marcando en blanco o negro sus características. Según la película que has visto, será la mirada que tengas al respecto.
Pero qué sucede si esos dos extremos se fusionan e interactúan constantemente, entonces, ¿estamos mostrando la realidad de lo que es? ¿Qué pasa cuando ven a la gran mayoría de las personas autistas transitar una vida funcional? Podría no parecerles autista, desestimando la identidad de esa persona y, en muchos casos, hasta agraviándola por las actuales redes sociales. Si seguimos haciendo foco en más detalles, podríamos viajar en el tiempo y detenernos por un instante a contemplar el siglo XIX, precisamente cuando la industria cinematográfica comenzó a expandirse, bajo la figura de Thomas Edison, a quién le atribuyeron comprar las patentes de las tecnologías de la época para producir y mostrar nada menos que películas. Sí, Edison, justamente una persona a la que se le adjudica haber sido autista. A alguien se le ocurriría decirle: "Sos autista, no podrías hacer esto". Creo que no.
Tal vez deberíamos dejar de querer encasillar en la balanza las características negativas e intentar concentrarnos en las virtudes de las personas, y no es romanticismo, es sentido común, no sirve marcarle a una persona constantemente lo que otro considera negativo en ella, podría no ayudarla. Imagine que alguien anduviera detrás de usted en la vida diciéndole sólo las características desfavorables, por decirlo de alguna forma. Al final del día, seguro estaría dudando sobre usted o su futuro.
Volviendo al presente, que es nada menos el porvenir que construimos y vivimos, ¿qué película estamos dispuestos a ver? ¿Una sombría, sin esperanza, o una que muestre un destello de luz donde las oportunidades las compartimos todos?
Como persona neurodivergente, creo que es momento de unirnos y construir una nueva historia, con tolerancia, amor, respeto y oportunidades, por el sólo hecho de ser todos humanos.
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