¿Qué tienen en la cabeza los políticos?

En varios países de las democracias occidentales cuesta entender qué es lo que está sucediendo con el surgimiento de ciertos liderazgos disruptivos. Como lo que ha sucedido con Trump, Meloni, Bolsonaro o Boris Johnson por ejemplo. Y lo que está pasando con la explosiva aparición de Milei. Entonces es bueno preguntarse qué tienen en la cabeza los políticos y los que los votan.

Ese fue motivo de debate entre un neurólogo y un analista político en un encuentro en la Universidad de Belgrano que realizó el Foro Ecuménico Social en el marco de la Carrera de Ciencias Políticas. Actualmente está de moda el estudio del cerebro en las instancias políticas y se generaron dos subespecialidades de la neurociencia y de la psicología llamadas neuropolítica y psicología política.

El neurólogo Luis Ignacio Brusco, doctor en Medicina y en Filosofía, Investigador del CONICET y Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, escribió un interesante libro al respecto que tituló "El cerebro político". Él participó en ese debate con Rosendo Fraga, reconocido analista e historiador; el director de la carrera mencionada, Pablo Dons; y otra neuróloga, Mariana Bendersky.

Brusco afirmó que existen estudios que explican que, en su mayoría, el electorado de Estados Unidos es demócrata, pero que sin embargo han ganado más elecciones los republicanos, ya que los demócratas no suelen apelar a lo emocional y los republicanos sí.

Algunos trabajos como los del neurocientífico Joseph LeDoux, de Nueva York, muestran que nuestra emoción se entera de lo que vemos antes que nuestra conciencia racional, por lo cual no resulta extraño que las influencias de las caras sean un componente importante en la decisión electoral.

Brusco afirma que lo visual es clave en la comunicación humana. Por eso la mirada de un candidato apunta a nuestro sistema cerebral instintivo. Las investigaciones aseguran que en menos de un segundo ya hemos sentido una predisposición sobre a quién votar, fundada en quien nos genere mayor simpatía.

El economista Javier Milei tuvo una explosiva aparición en la política argentina.

Se sabe que existen personas que activan solo el hipocampo mientras que otras recuerdan con el hipocampo y la amígdala (sistema emocional) y estas son las más influenciables por la presión social.

Los conservadores tienen mayor desarrollo amigdalino, mayor respuesta al miedo y a la invasión del espacio corporal, y los progresistas mayor desarrollo de la corteza prefrontal, que regula la motivación y la resolución de conflictos. Los estudios indican que una de las premisas claves es que el poder modifica la conducta de las personas. Son muchos los casos en los que se observan en los sujetos poderosos alteraciones en las permisividades.

El poder, destacan los investigadores, produce más liberación y capacidad de tomar decisiones, y ponen como ejemplos a dictadores como Stalin, Hitler, Mussolini y otros de Latinoamérica, que manejaron con total discreción el poder excesivo, sin control ni límites en el tiempo.

Estos estudios concluyen también que hay una predisposición de personalidades narcisistas y maquiavélicas o psicopáticas en las personas que acceden al poder, no solo en la política sino también en otros ámbitos, como las empresas.

El no poderoso actúa más sensible al castigo, pensando en las necesidades de los demás; el poderoso, al contrario, tiene mayor propensión a infringir las reglas sociales; parecería que el poder genera mayor tranquilidad sobre los posibles castigos que se podrían sufrir ante el quiebre de las normas establecidas.

Fraga, comentando esas investigaciones, señaló que en Occidente hasta comienzos del siglo 21 los moderados terminaban predominando sobre los extremistas, y ganaban las elecciones. "Ello fue cambiando, como bien explica Brusco, y los factores emocionales comenzaron a tener mayor peso al momento de decidir el voto", subrayó.

"Prever los comportamientos y decisiones de los líderes es una herramienta esencial del análisis político. Por eso la psicología es un instrumento fundamental del mismo. Las personas que ocupan lugares centrales en la política suelen cambiar sus posturas de acuerdo con intereses, conveniencias o circunstancias, pero lo que no modifican es su personalidad, la cual entra en los estereotipos mencionados, más sus experiencias y vivencias particulares".

Fraga aseveró que emoción y razón, y la necesidad de un pensamiento crítico para moderar su ejercicio, son aspectos fundamentales, y que el de Brusco es un valioso aporte en momentos en que la Argentina elegirá autoridades.

"La ciencia y las tecnologías, destacó, se han desarrollado en paralelo a este cambio de la política, en el que lo emocional ha ganado terreno, las personalidades autoritarias han triunfado en elecciones y el pensamiento crítico ha perdido relevancia", concluyó.

O sea que a la palabra "psiquiatra" que se ha popularizado en las últimas semanas para hablar de candidatos, habría que agregar "neurólogo" o "neuropolítica".

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