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Los inversores ya saben lo que logró Milei: ahora se preguntan cómo sigue

El juego al que apela la Casa Rosada no es "Dígalo con mímica", pero un poco se le parece. El Gobierno se empeñó en los últimos días en dar señales sobre el rumbo que está dispuesto a emprender, más que en ofrecer detalles o un libreto más o menos definido sobre cómo va a proceder.

El ejemplo más directo fue la presentación del Presupuesto 2025 que hizo Javier Milei. En sus 45 minutos de discurso, el Presidente no habló de números. Sólo puso énfasis en la regla fiscal que le adicionó como "novedad". De hecho, varios economistas repararon luego que el detalle del proyecto que entró al Congreso tenía varias proyecciones dudosas, en algún caso, o extremadamente optimistas, en otros.

Congreso de la Nación Argentina

Esta praxis se repitió el jueves pasado, cuando el Ejecutivo retomó su idea de privatizar Aerolíneas, o cuando celebró su octavo superávit financiero (que en agosto se redujo a apenas $ 3500 millones, un resultado prácticamente simbólico). Esta cifra refleja el sentido de los mensajes que repite el Ejecutivo: miren lo que hacemos, no lo que escribimos.

Los funcionarios, empezando por el ministro Luis Caputo, aprovechan para resaltar lo logrado en estos meses: baja de la inflación, inédita reducción del gasto público, desregulaciones para favorecer al sector privado, Ley Bases para estimular las inversiones. Pero el problema que enfrentan es que los inversores no pueden basar sus decisiones en actos de fe. Necesitan saber, por ejemplo, qué va a pasar con el cepo al dólar, cuándo habrá otro acuerdo con el FMI y qué cronograma tienen para aplicar la competencia de monedas. Así lo comprobará en estos días el Presidente, que durante su paso por Nueva York recibirá gestos de apoyo (como le ha sucedido en todos sus viajes al exterior), pero también interés por saber cómo sigue.

El equipo económico combate esta ansiedad con un paso a paso silencioso. Relativizó las críticas sobre la falta de consistencia del Presupuesto, y pidió poner toda la atención en su meta innegociable, el equilibrio fiscal. Esa cuestión es la razón por la que el Presidente ya disparó un veto legislativo y se apresta a ejecutar el segundo. Los empresarios argentinos están acostumbrados a los tiroteos políticos, pero en el exterior esa forma de gestionar está más asociada con fallas en la gobernabilidad.

La pregunta de estos días es si Milei tiene tiempo para seguir esperando resultados más sostenibles. Como demostró la malaya Petronas (que podría bajarse del proyecto que lidera YPF para construir una planta de GNL) la Argentina no está bendecida: tiene que ganarse las inversiones ahora, porque el próximo tren puede llegar tarde.

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