Chile pierde terreno, Argentina gana impulso: la nueva geografía del litio

Una reciente publicación de BNamericas sugiere que, a comienzos de la próxima década, la producción de Argentina podría superar las 470 mil toneladas anuales de carbonato de litio equivalente (LCE). Si bien se trata de una proyección altamente ambiciosa, refleja con claridad cómo Argentina se ha consolidado, en pocos años, como un actor cada vez más relevante en esta industria.

Este crecimiento no puede explicarse únicamente por el aumento global en la demanda de litio. También responde a un entorno regulatorio más ágil, impulsado tanto por el gobierno nacional como por las provincias del norte del país, que han sabido posicionarse estratégicamente en el mercado. 

A través de marcos normativos propios, alianzas público-privadas y procesos de aprobación más eficientes, provincias como Jujuy, Salta y Catamarca han facilitado el desarrollo de proyectos en tiempo récord, generando un entorno atractivo para compañías que valoran la certeza regulatoria y la eficiencia operativa.

Durante la gestión del presidente Milei, la producción de litio se duplicó, pasando de 45,9 kt LCE en 2023 a cerca de 95 kt LCE en 2024 -equivalente a aproximadamente el 8% de la producción mundial-. Este avance es resultado, entre otros factores, de políticas de Estado orientadas a fomentar la inversión y el crecimiento económico.

Chile, en cambio, ha optado por debatir antes que actuar. Mientras se siguen discutiendo definiciones sobre el rol del Estado, la Estrategia Nacional del Litio aún no se ha traducido en nuevas licencias ni en una expansión concreta de la producción. 

Si bien los procesos de participación y diálogo son fundamentales, no pueden convertirse en excusas para postergar decisiones urgentes. A esto se suma que el debate en torno al litio suele estar lejos de promover la inversión, respondiendo más a enfoques estatistas del siglo XX que a las exigencias del siglo XXI en materia de atracción de capital y desarrollo industrial.

Durante décadas, Chile lideró la producción mundial de litio. Sin embargo, hoy ha sido desplazado al segundo lugar por Australia, cuya producción supera las 460 kt LCE, frente a las aproximadamente 260 kt LCE de Chile. 

De mantenerse las tendencias actuales, es probable que, en el corto plazo, también sea superado por China, que ya alcanza una producción cercana a las 220 kt LCE.

En el mediano plazo, si se concreta la proyección de producción de Argentina, Chile también podría perder su liderazgo en Sudamérica. Según estimaciones de la consultora GEM, incluso bajo los escenarios más optimistas de la Estrategia Nacional del Litio, la producción chilena solo alcanzaría las 400 kt LCE hacia 2030.