Opinión

Asperger, la conquista que nunca fue

El 18 de febrero es el Día Internacional del Síndrome de Asperger, en conmemoración del natalicio del pediatra y psiquiatra austríaco Hans Asperger, quien estudió y mencionó por primera vez las características particulares de un grupo de niños. En la actualidad, es señalado por colaborar remitiendo niños a una clínica alemana nazi, responsable de asesinar a pacientes discapacitados. Desde allí partimos; un padre que los vio y nombró, pero que, a su vez, los habría conducido al peor de los destinos.

Cuántos reversos tiene la historia, cómo se desarrollan a lo largo de la vida las personas Asperger, hoy también llamadas autistas, cuando sus primeros registros comienzan golpeados, ¿es el presagio del futuro? ¿Es sólo el primer puntapié a los siguientes pasos que los marcarían para frenarlos?

De un tiempo a esta parte, hemos tenido presidentes, empresarios, científicos, médicos, psicólogos, arquitectos, artistas, docentes, etc., con dicha condición. ¿Por qué un puñado está marcado al éxito y otro al fracaso? ¿La sociedad colabora en enterrar vivos a los últimos? ¿Es mejor tener lejos a quien piensa diferente?

El espectro es tan amplio que ni entre autistas se ponen de acuerdo. Algunos no se reconocen como tales a pesar de estar dentro del espectro autista, sino como Asperger; otros no quieren asociarse con la condición, negándola de lleno. Podría partirse allí de una base de problemas de identidad, sin sinonimia, sin saber quién es uno; así, no podemos simplemente existir y progresar. 

Como si esto no fuera suficiente, algunos familiares se enfurecen ante el diagnóstico por rendir con ciertas expectativas de la vida. Creen que, si no se están golpeando la cabeza contra una pared, no es autismo. ¿Es la culpa del Asperger en algunos casos no tener una discapacidad intelectual asociada? Supongo que ese tipo de protestas es como decir a las personas: ¡Vaya a la hoguera! ¡Usted no es quien es! ¿Quién puede juzgar el apoyo que necesita una persona Asperger? ¿Cómo se atreven a medir el dolor de las personas Asperger/Autistas?

Ni genios, ni locos, ni idiotas; supongo que cualquier persona en la condición puede pasar de un estar perfecto a un malestar en un pestañear, y viceversa. Encasillar atrasa. 

Una persona que mira a los ojos con intensidad puede ser Asperger. Rompamos el mito de que no miran a los ojos.

Una persona que le gusta sociabilizar, pero lo hace quizá de forma no tan acertada, puede ser Asperger. Rompamos el mito de que no les gusta estar en compañía.

Una persona que no es meticulosa, prolija, y todo se le cae de las manos, puede ser Asperger. Rompamos con el mito de que son impecables.

Sí, el espectro es tan amplio y diferente que sólo se puede identificar a una persona Asperger o autista conociéndola. Allí se puede ver el verdadero potencial de cada ser humano. 

No todos somos iguales y eso no nos convierte en mejores o peores.Estamos en el año 2024 y seguimos explicando que las personas Asperger somos personas como cualquier otra, con una forma de pensar y sentir diferente, pero eso no nos convierte en inservibles, en descartables. En seres a los que haya que tutelar constantemente indicándole qué hacer y qué le conviene. Podemos pensar por nosotros mismos. Podemos sentir. Y tenemos el derecho a equivocarnos como todos los seres humanos.

Hoy, en el día internacional del Síndrome de Asperger, les pido que nos piensen como seres humanos, con los mismos derechos fundamentales que los demás.

Insisto, el 80 % de la comunidad autista se encuentra desempleada. Sus pequeños niños Asperger/autistas de hoy, serán el 80 % de mañana, ¿qué estamos haciendo al respecto? No son 80% de desocupados porque sean incapaces, es porque nadie les dio una oportunidad. Porque no creen en nosotros.

A pesar de ello, seguiremos dando explicaciones cada año, cada 18 de febrero, porque insistimos en convivir en sociedad: por el sólo hecho de ser humanos.

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