Debutó Macri con performance impecable en la política pero sin anuncios económicos
Impecable la asunción de Mauricio Macri ayer como presidente de la Nación. En paz, con absoluta austeridad republicana en ceremonias, tiempos, puntualidad y palabras bien cuidadas. Buen gusto en las formas y en el fondo, y gran esperanza renovada por los objetivos incuestionables que trazó el Presidente en su primer mensaje al Congreso: promover "el arte del acuerdo", reducir la pobreza, derrotar al narcotráfico y unir a los argentinos.
De las dificultades económicas de corto plazo, la inflación y el cepo, por ejemplo, poco y nada. Pidió paciencia porque los problemas "no se van a resolver de un día para el otro". Prometió decir la verdad sobre el estado de situación y anticipó, apenas, que se irán dando "pequeños pasos todos los días".
Le sobró lustre al Presidente ayer en sus gestos y su agenda política. No tanto para los que esperaban anuncios económicos. El acto en el Congreso, en Casa Rosada, en la calles y en el Palacio San Martín mostraron un enorme respeto por las instituciones. Un verdadero cambio copernicano respecto del espectáculo que brindo el kirchnerismo a lo largo de 12 años en el poder. No existió el culto a la personalidad, los discursos fueron breves, los juramentos de rigor y por la ley.
Con promesas muy alentadoras como la de promover una revolución en la educación pública, tolerancia cero a la corrupción y garantía de independencia judicial y libertades personales; el primer día del nuevo Gobierno pasó holgadamente la prueba del debut, y sin decir una palabra de cómo sigue el país en las próximas semanas y meses.
En lo inmediato parece que continúa el cepo y el control de cambios. Se afirma desde el Gobierno que se trata de una medida transitoria, mientras desembarca el nuevo elenco de funcionarios y se avanza en reabrir el crédito externo para recomponer reservas. Falta confirmar detalles no menores: ¿sigue el dólar ahorro o el dólar turista para pasajes y tarjetas? ¿Habrá un desdoblamiento de hecho al contado con liquidación para determinadas importaciones? Voceros del nuevo equipo económico apenas responden que no habrá sorpresas en lo inmediato ni grandes anuncios.
El problema inmediato para el nuevo Gobierno no es solamente cómo levantar el cepo. La clave está en poder frenar la inflación. Las expectativas de devaluación se aceleraron, la emisión por el déficit fiscal es monumental en este fin de año, y no aparecen muchas señales que indiquen que el nuevo Gobierno tenga voluntad y espacio político para reducir fuertemente el déficit fiscal. En rigor, los pocos anuncios económicos que se formularon aumentan el gasto.
Frenar la aceleración inflacionaria es la prueba de fuego para Mauricio Macri durante el verano. Pero a la vez no puede mantener el cepo demasiado tiempo. La economía está básicamente trabada en la Argentina, a la espera que se recompongan y sinceren los precios relativos. Nadie se mueve demasiado, ni vende ni compra. Y según ha ocurrido toda la vida en la historia, no habrá ingreso fuerte de dólares, ni liquidación relevante de stocks y cosechas, en tanto se mantenga el control de cambios y el precio del dólar no se sincere. Y aún falta saber si se anunciará un plan monetario y fiscal creíble, que convenza a los actores económicos que el dólar de hoy a 14 pesos, no será 17, 18 o más después del verano. Eso depende, entre otros factores, de la emisión, de los pesos que haya en el mercado, de la tasa de interés y de los dólares en las reservas para estabilizar el tipo de cambio. De todo eso no habló ayer el nuevo Gobierno.
Aun manteniendo el cepo hasta que lleguen los dólares de emergencia al Banco Central para ir levantándolo de a poco, el desafío sigue siendo detener las expectativas inflacionarias: 1,5% en octubre, 2,5% en noviembre y 3,5% proyecta diciembre. El ajuste fiscal requiere quitar subsidios en tarifas y transporte. Pero semejante medida acelera también la inflación.
Todo este escenario, con la gravísima herencia de recibir un estado fundido y quebrado explica la principal decisión política de Macri en el arranque de su Gobierno: salir del cepo, del dólar y tarifas, en forma gradual. Un Mauricio Macri casi alfonsinista como se anticipó en esta columna semanas atrás, sobreactuando un giro político al centro izquierda, defendiendo el rol del estado y advirtiendo que seguirá el control de precios. Su elegido para manejar la economía, el ministro Alfonso Prat Gay, comparó recientemente con "la ley de la selva" a las reglas del mercado en la formación de precios. Lo hizo para justificar que se mantendrá el control de precios. También el del dólar.
La suerte de la inflación en los próximos meses también determinará la capacidad del Presidente de recomponer su poder político y enfrentar las amenazas de una oposición feroz, tal como la dejó planteada Cristina Kirchner con parte del peronismo antes de abandonar el poder por orden judicial. En la medida en que Macri logre dominar la inflación, ir levantando el cepo y lograr la reactivación de la economía, el espacio de un PJ radicalizado que responda a Cristina contra el nuevo Gobierno se irá achicando. Si el nuevo Gobierno no acierta y la inflación se sigue acelerando, los acuerdos políticos a los que convocó el flamante Jefe de Estado serán algo parecido a una utopía.
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