Este es el alimento que nunca debes guardar en la heladera o perderá su sabor original

Cuando se trata de conservar los alimentos, muchas personas creen que la heladera es la solución ideal para mantenerlos frescos por más tiempo. Sin embargo, hay ciertos productos que no deben ser refrigerados, ya que esto podría alterar su textura, sabor y calidad. Uno de los que nunca deberías guardar en el refrigerador es el tomate. ¿Por qué? 

¿Por qué no meter los tomates en la nevera?

A pesar de que el tomate es una de las frutas más consumidas en el mundo, muchos desconocen que el frío afecta negativamente su calidad. Cuando se almacenan en la heladera, su proceso de maduración se detiene, lo que provoca que pierdan su sabor dulce y su textura firme. 

El frío altera la estructura de las membranas celulares del tomate, lo que hace que su pulpa se vuelva harinosa y su piel pierda firmeza. Además, según estudios, temperaturas inferiores a los 10°C afectan la producción de compuestos aromáticos, reduciendo el sabor original del tomate.

Cómo conservar tomates sin refrigerador por mucho tiempo

Para conservar los tomates sin refrigerador por más tiempo, sigue estos consejos:

Almacénalos en un lugar fresco y seco 

Evita la exposición directa al sol y guárdalos en una canasta o frutero en un ambiente ventilado. 

Colócalos con el tallo hacia abajo 

Esto reduce la pérdida de humedad y evita que se pudran rápidamente. 

Separa los tomates maduros de los verdes 

Los tomates maduros emiten etileno, lo que acelera la maduración de los demás. 

Utiliza papel de periódico 

Si quieres prolongar su vida útil, envuélvelos en papel de periódico para evitar la acumulación de humedad. 

Deshidratar o conservar en aceite

Si tienes muchos tomates, puedes deshidratarlos o hacer una conserva en aceite para que duren meses.

¿Dónde se conserva mejor el tomate?

Si quieres disfrutar del mejor sabor y textura de los tomates, lo ideal es almacenarlos a temperatura ambiente, preferiblemente en un lugar fresco y seco. Algunas recomendaciones para conservarlos correctamente son: 

• Evitar la exposición directa al sol, ya que esto puede acelerar su maduración y deterioro. 
• Colocarlos en un frutero o en una cesta aireada, asegurándote de que tengan suficiente espacio para evitar la acumulación de humedad. 
• Si están verdes, puedes dejarlos a temperatura ambiente hasta que maduren completamente y luego consumirlos en pocos días.