Autos más baratos tendrán control de estabilidad: mirá los modelos
Es un ítem de seguridad activa que en Europa es obligatorio desde 2014, mientras que en la Argentina recién lo será en 2020. Fue implementado por primera vez en 1995 en el Mercedes-Benz Clase S.
Desde el primer día de este año, todos los autos 0km de Argentina tendrían que equipar ESP de serie. Sin embargo, ese límite se corrió hasta 2020, año en que comenzará a regir también en Brasil, país con el que la Argentina tiene una complementaridad de fabricación de diversos segmentos. Así las cosas, es bueno repasar cuál es el vehículo más básico de cada marca que ofrece este importante sistema de seguridad activa, que se encarga de salvar miles de vidas desde que fuera implementado por primera vez en 1995 en el Mercedes-Benz Clase S. Lo curioso es que existen marcas que recién lo equipan en modelos que cuestan más de $ 500.000, mientras que otras lo ofrecen desde el modelo más básico, aunque en la versión tope de gama. Veamos.
Entre los citadinos, el ESP es solo introducido en el Smart ForTwo, un vehículo que tiene su sede productiva en Francia, y por ende, sale con ese ítem de fábrica. Entre los generalistas del segmento, el que más se le acerca es el Volkswagen Up! Pepper, el cual equipa control de tracción, pero no de estabilidad. Cabe remarcar que la diferencia con aquél, es que este actúa cuando los sensores de velocidad por rueda detectan diferencia entre ellas o en relación con la del vehículo, o sea, un patinamiento. Así, el sistema le quita potencia al motor, generando una falla generalmente eléctrica hasta que esa potencia sea la que pueden transmitir las ruedas, por lo que a partir de ello, todo vuelve a la normalidad. Así, para conseguir este nivel de protección en el chico de Volkswagen (con motor 1.0 de 101 CV y caja manual de cinco marchas), se deben pagar $ 344.567, que es lo que cuesta la versión tope de gama.
En el nutridísimo segmento B, el panorama es apenas, un poco más favorable. El más económico en equiparlo, es el Ford Ka, en carrocería cinco puertas, aunque en el nivel tope de gama llamado SEL (1.5 de 105 CV y MT 5), que cuesta $ 319.300.
El año pasado llegó a la Argentina el Fiat Argo, reemplazante natural del Punto, el cual, desde la segunda versión de la gama lo incorpora. Se trata de la Precision, que monta un motor 1.8 de 130 CV y caja manual de cinco marchas, y cuyo precio es de $346.700. Esto, se replica en las siguientes versiones, y si bien puede resultar una obviedad, no ocurre en todas las gamas. Por ejemplo, en la del Peugeot 208. Entre las siete versiones que componen la gama, es en el nivel Allure con motor 1.6 Hdi de 92 CV, donde lo ofrece por primera vez, mientras que las Feline (tope de gama) que le siguen, este elemento no es incorporado. Cabe aclarar que el compacto con bloque diésel es producido en Eslovaquia, Europa, y es acompañado por seis airbags y Hill Assist, y a este último tampoco lo equipa el más caro importado del Brasil. Esto deja en claro la diferencia entre Europa y Mercosur, a la hora de construir autos más seguros.
Siguiendo con los compactos, Renault incorpora el ESP en el Sandero, pero en la versión deportiva R.S. (2.0 de 145 CV, y caja MT 6, a $ 362.900), desarrollada con una puesta a punto específica para conducción en pista, por lo que es muy necesaria su aplicación para mantener al vehículo sobre el asfalto después de curvas pronunciadas. Lo que se pasa por alto, es que una maniobra evasiva en ruta requiere del mismo ítem para evitar un accidente, y evitar lesiones graves o la muerte de alguno de los involucrados. Para completar el segmento B, dos nuevos arribos. Por un lado, el flamante Volkswagen Polo, que lo suma de serie desde los $384.563 (1.6 de 115 CV, y caja MT 5); y por el otro, el Suzuki Baleno, que lo trae en la única versión en que se comercializa (GLX, desde u$s 21.500), acompañado de seis airbags.
Un nuevo segmento entre los sedanes fue inaugurado hace poco con las llegadas de los Citroën C-Elyseé y Peugeot 301, traídos directamente de España. Ambos, en sus versiones más básicas, cuentan con este elemento, con precios de $ 394.000 (Feel 1.6 de 115 CV y MT 5), y $ 353.900 (Allure y misma motorización), respectivamente.
Un escalón más arriba (o más abajo, en seguridad), se encuentran Toyota, Chevrolet y Honda, marcas que recién incorporan el ESP en sus vehículos medianos, aunque todos de serie. El más económico entre ellos es el sedán que Toyota fabrica en Brasil, cuya versión XLI con motor 1.8 de 140 CV y caja manual de sexta cuesta $ 404.900. Le sigue la versión LT del Cruze hatch (1.4 turbo de 153 CV y caja MT 5), que cuesta $ 468.900; mientras que el Civic es el más caro, con un precio para la versión EX (2.0 de 154 CV y caja CVT), de $ 541.500. Menos tradicional que éstos, pero integrante del segmento, es el Chery Arrizo5, cuya versión Luxury cuenta con ESP, y cuesta $407.775 (motor 1.6 de 115 Cv MT5). En el debe, se anotan los Nissan Sentra y Geely Emgrand, los únicos sedanes medianos que no lo equipan.
Ya que mencionamos a una casa china, vale repasar a partir de qué modelo se equipa el control de estabilidad en las restantes. Por un lado, Geely lo monta en el GS, el SUV más equipado de la marca, que en el nivel GSP suma ESP/ASR y seis airbags (motor 1.8 de 140 CV y AT 6). En tanto, Lifan debutó en el país con el SUV X60 en 2016, un rival directo del Chery Tiggo, por ejemplo, y cuando lo hizo, lo introdujo sin este elemento de seguridad activa. En el último rediseño es sumado, y su precio es de $438.000, y monta un motor 1.8 de 132 CV con caja manual de cinco marchas. Por último, la experta en fabricar SUVs, Jeep, equipa al Renegade desde la versión más básica con ESP (Sport, 1.8 de 130 CV y MT5), mientras que Nissan hace lo propio con el crossover compacto Kicks, desde la segunda versión, llamada Advance y por $ 469.000 (1.6 120 CV MT5).
¿Qué es y cómo funciona?El control de estabilidad está compuesto por una unidad de control electrónico, unos elementos que actúan sobre el sistema de frenado y un conjunto de sensores que monitorean el ángulo de dirección, la velocidad de giro y su ángulo junto a la aceleración transversal. La primera compara unas 25 veces por segundo las informaciones que le llegan de los sensores. En un momento, el comportamiento real del vehículo no coincide con la información del giro deseado, el ESP detecta que estamos en una situación de riesgo, e interviene frenando la rueda más conveniente para que el vehículo recupere la trayectoria, o resta par motor para lograr el mismo efecto.
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