El origen de Hello Kitty: de un monedero en Japón a un negocio multimillonario global
El personaje creado por Sanrio en 1974 se convirtió en un fenómeno cultural a nivel global. Hoy es una de las franquicias más valiosas del mundo.
En 2024 Hello Kitty cumplirá 50 años. A pesar del paso del tiempo, este adorable personaje de origen japonés se mantiene vigente y su franquicia está valuada en miles de millones de dólares. Salió al mercado como decoración de un pequeño monedero, ahora su imagen puede encontrarse en joyas, zapatillas, vinos e incluso aviones. Y la familia dueña de la empresa construyó un imperio en base a la venta de licencias.
Shintaro Tsuji fundó Yamanashi Silk en 1960. Al principio su idea era vender productos hechos a base de seda, pero pronto viró hacia el plástico, más precisamente a fabricar sandalias. Para diferenciarse del resto de los locales, Tsuji empezó a incluir diseños en sus creaciones. Esto cambió por completo su negocio.
El emprendedor notó que los productos adornados se vendían mucho más rápido que aquellos sin dibujos. Entonces decidió apostar al desarrollo que personajes propios que apelaran al concepto de "kawaii", que hace referencia a algo que resulta adorable. Primero fueron flores, después frutas y poco después Tsuji contrató a un equipo de artistas para incrementar la cantidad de personajes tiernos y así producir en masa.
Las sandalias dejaron de ser protagonistas para cederle su lugar a todo tipo de objeto para regalar. Además, la compañía renació bajo el nombre Sanrio y abrió su propia tienda en Tokio en 1973. Un año después debutó su personaje más icónico.
¿Hello Kitty no es japonesa?
La artista Yuko Shimizu ideó un pequeño gato blanco, sin boca y con un gran moño en su cabeza. Lo bautizó Hello Kitty y la firma lo estampó en una línea de monederos que salió al mercado el 1° de noviembre de 1974. Rápidamente su imagen se volvió muy popular en Japón y Sanrio multiplicó su presencia dentro de su portfolio.
El boom de Hello Kitty llevó a la empresa a inventarle un trasfondo al personaje. Se trataba de Kitty White, una niña de tercer grado que vivía en Londres junto a sus padres y su hermana gemela, Mimi. En aquel momento todo lo británico era tendencia en Japón, por eso decidieron situarla ahí. Por otro lado, explicaron que no tenía boca para que cada persona pudiera imprimirle la emoción que quisiera según el momento.
El éxito local se trasladó a los Estados Unidos, Europa, Asia y el resto del mundo. Este personaje adorable se transformó en una marca muy redituable para Sanrio, que se expandió con tiendas propias, cafés y restaurantes adornados por este simpático gato.
Hasta en la sopa
Pero el crecimiento más importante se dio a partir de 2008 cuando Rehito Hatoyama se unió a la empresa como managing director. El ejecutivo se encargó de potenciar la pata de licencias para reducir el riesgo de la firma al incursionar en nuevos rubros sin perder el control sobre la imagen del personaje.
Así Hello Kitty pasó de estar presente en objetos cotidianos a figurar en lugares insólitos. Por caso, un restaurante en Hong Kong vende dumplings con su cara, la aerolínea EVA Air cuenta con una flota de aviones temática y hasta existen hoteles dedicados a Kitty White. Según Statista, es la franquicia más redituable del mundo solo por detrás de Pokemón con una valuación que supera los u$s 84.000 millones.
Si bien desde un principio la marca apuntó al público infantil, en los últimos años Sanrio intentó apelar a los adultos fanáticos de los personajes adorables. Dentro de esta estrategia se enmarcan lanzamientos como la máquina para hacer paninis, la línea de maquillaje y la colaboración con la compañía de lujo Swarovski.
En 2020 se dio un gran cambio en la empresa. Después de seis décadas, Tsuji, de 92 años, se retiró como CEO y le dejó su lugar a su nieto, Tomokuni Tsuji. El nuevo número uno de Sanrio prometió llevar a Hello Kitty a nuevos rubros. Aseguró que está en conversaciones para hacer alianzas con Netflix y Amazon y que pronto podría incursionar en el mundo de los NFT.
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