Año clave para las energías renovables, tras una década ganada qué piden las empresas
Con un gran potencial aún por delante, las energías limpias también se subieron al RIGI. Sin embargo, 2025 presenta un gran desafío para el sector que espera se renueven los incentivos que permitieron su desarrollo y que vencen este año. Cuáles son los proyectos en juego.
Argentina experimentó en los últimos 10 años un notable desarrollo en energías renovables que, en 2024, alcanzó una participación récord superior al 16 por ciento del total nacional de las fuentes de la matriz de generación, según datos oficiales, con la tecnología eólica como la mayor contribuyente. Este crecimiento fue posible gracias a un marco regulatorio favorable dado por la Ley 27.191, cuyo futuro es la gran incógnita de este año que recién comienza. Aun así, el sector promete inversiones significativas y un potencial natural excepcional para proyectos de generación limpia que permiten un horizonte de mediano y largo plazo con un aporte decisivo en el proceso de transición de las próximas décadas.
Sin embargo, este mercado enfrenta desafíos claves. Entre ellos, el más grande y urgente es la necesidad de ampliar la red de transporte eléctrico para integrar la nueva capacidad instalada y aprovechar la oportunidad de desbloquear el salto de las renovables y garantizar el suministro energético sostenible que el país necesita, en un contexto de estabilidad regulatoria y fiscal para la actividad.
Según estimaciones de la Cámara Eólica Argentina (CEA), entre 2016 y 2025, se habrán ahorrado divisas al país por alrededor de US$ 10.000 millones en sustitución de importaciones de combustibles fósiles, con una capacidad instalada que a fines del último año alcanzó 6791 megawatts (Mw), de la cuales 4320 Mw fueron de generación eólica y 1673 Mw de generación fotovoltaica, de acuerdo a las cifras de la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Cammesa).
Pero la dinámica, a pesar de las carencias de infraestructura que dificultan el despacho y de las indefiniciones de políticas oficiales en los últimos años, llevará a que las empresas del sector inviertan entre 2024 y 2026 más de US$ 4500 millones en nueva capacidad renovable y se estima que un monto similar está paralizado por la falta de acceso a las redes del sistema, a pesar de que cuentan con toda la ingeniería desarrollada. En ese desafío están embarcadas las principales generadoras como Pampa Energía, Central Puerto, YPF Luz, Genneia, 360Energy, MSU Green Energy o AES Argentina.
El año 2024 marcó un hito que el sector resalta como muy relevante: la continuidad por cuarta administración de la política de Estado que permitió el desarrollo de las energías renovables a partir de la Ley 27.191, que fue votada en 2015 por todas las fuerzas políticas y reglamentada en 2016 ya bajo un gobierno de otro signo político.
Martín Brandi, CEO de PCR y presidente de la CEA, considera que, para el sector, el régimen de incentivo que expira este año "tiene que prorrogarse, aunque poniendo foco principalmente en asegurar la estabilidad fiscal, de manera de preservar la seguridad jurídica en todas las provincias del país que adhirieron al régimen y para lo cual no se requiere ningún tipo de subsidio ni beneficio fiscal".
Desde la sanción de la norma -que puso como meta alcanzar este 2025 que el 20 por ciento de la matriz energética provenga de fuentes renovables-, el sector incorporó 5136 Mw y se movilizaron inversiones por más de US$ 7000 millones, en tanto que los compromisos de inversión asumidos hacia el futuro suman 4000 Mw más, considerando las solicitudes de prioridad de despacho a asignar en la ronda en curso, y llevando el umbral por encima de los 10 gigawatts (Gw).
El desarrollo de estas tecnologías permitió alcanzar gran competitividad en el costo de generación frente a otras fuentes del sistema. Gustavo Castagnino, gerente de Asuntos Públicos de Genneia, la principal generadora del segmento, con más de 1 Gw de potencia instalada, reafirma que "la industria no requiere subsidios, sino estabilidad regulatoria y definiciones claras sobre la transición energética. Es crucial establecer mecanismos de contractualización transparentes que impulsen la inversión y aseguren la sostenibilidad del sector. La continuidad de la ley, actualizada a los desafíos actuales, es esencial para garantizar un crecimiento ordenado y confiable".
Extender la ley se presenta como una necesidad con visión de largo plazo que, además de ampliar los sujetos obligados a cumplirla, podría ser útil como escalón para fortalecer aún más el mercado, generando una red de actores comprometidos con la transición energética. También la Argentina podría explorar la regulación y desarrollo de proyectos de almacenamiento de energía con baterías como de modo exitoso están desarrollando países vecinos. En todos los nuevos desafíos, sin dudas, el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI) puede ser una herramienta clave.
Y en esa estrategia, YPF Luz fue la primera generadora en sumarse al RIGI con el Parque Solar El Quemado, en el departamento de Las Heras, Mendoza, cuya construcción, que demandará US$ 220 millones, se realizará en dos etapas hasta alcanzar una capacidad instalada total de 305 Mw. Para este año, también continuará con la construcción del Parque Eólico Cementos Avellaneda, su primer proyecto in situ que tendrá una potencia instalada de hasta 63 Mw en el partido bonaerense de Olavarría. Con ambos desarrollos en marcha, alcanzará el primer Gw instalado.
PCR también logró incorporarse a los beneficios del RIGI, en sociedad con ArcelorMittal Acindar, para la construcción de un nuevo parque eólico -también en Olavarría- de 180 Mw y una inversión de US$ 255 millones. Asimismo, la compañía avanza con la ampliación del parque San Luis Norte con la incorporación de un parque solar de 18 Mw que lo convertirá en un complejo renovable híbrido y está lanzando una ampliación de 30 Mw eólicos del complejo San Jorge El Mataco, en Tornquist, Buenos Aires.
Para Juan Cruz Azzari, socio del estudio MHR, el desarrollo de las energías renovables es "una cuestión estratégica" que la Argentina debe continuar impulsando necesariamente pero cómo debe impulsarlo es la cuestión. El mundo está lanzado en un proceso de transición energética en el cual la Unión Europea comenzó con la sanción e implementación del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono. En consecuencia, "en el corto plazo es esperable que productos que el país quiera exportar a ese mercado deban cumplir con ciertas pautas de reducciones de emisión de carbono en su proceso productivo", dice.
Por ello, y por otras muchas razones, como el cambio de política de instituciones financieras que ya no financian proyectos de energía que no sean verdes o reduzcan las emisiones, es que las energías renovables toman un papel principal. Puertas adentro, la gran coincidencia de los actores ante esos escenarios y para que el sector siga ganando protagonismo, es crucial contar con un marco regulatorio estable y predecible, capaz de garantizar la estabilidad fiscal y el respeto a los contratos firmados, lo que fomentará la inversión en proyectos de renovables a largo plazo.
Para un observador externo de este proceso, como lo es el presidente del Global Wind Energy Council (GWEC) para América latina, Ramón Fiestas, en el último año, "el saneamiento de las cuentas públicas y de los indicadores macroeconómicos era una necesidad insoslayable que está proporcionando las señales adecuadas para que en la Argentina se pueda generar una segunda ola de inversiones en las renovables". Pero aún en ese punto de madurez, en la industria se destaca que sigue siendo necesaria una participación del Estado para permitir que otros segmentos del consumo de menor tamaño, no solo grandes consumidores, sino consumidores medios, hasta llegar a los domésticos tengan la posibilidad de contratar energía renovable.
Es que en el presente, en un contexto donde cada vez más empresas priorizan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG), el Mercado a Término de Energías Renovables (Mater) se consolidó en los últimos cinco años como el gran dinamizador de la demanda de nuevas fuentes verdes. De acuerdo a cifras de Cammesa, la participación de Mater sobre la demanda alcanzó al cierre de 2024 el 5,15 por ciento del sistema, con la participación de 5414 usuarios con contratos y 35 agentes generadores que en su gran mayoría orientan casi con exclusividad sus nuevos proyectos a ese mercado.
Martín Mandarano, el CEO de YPF Luz, que es la principal operadora en el Mater, destaca el crecimiento de la demanda corporativa, en particular, hacia dos drivers con dinámica propia: "Dentro de los sectores a los que creemos podemos colaborar con su desarrollo y que generarán demanda para nuestro crecimiento, está la minería, tanto de cobre como litio, y otro sector es el de oil & gas de Vaca Muerta, que plantea un crecimiento exponencial de mediano y largo plazo". En cada caso, dados los cuello de botella existentes, "considerando los recursos y las zonas con disponibilidad de transporte, se puede generar más energía eficiente, accesible y confiable".
Para atender esa demanda, Genneia acaba de inaugurar el parque eólico La Elbita, una inversión de más de US$ 240 millones unos 162 Mw de potencia, al sur de la bonaerense Tandil. Pare este 2025, los hitos previstos son la entrada en operación del parque solar Malargüe I, en Mendoza, y la construcción en Luján de Cuyo del Parque Solar Anchoris.
Es que las principales generadoras están afilando los números de sus proyectos. YPF Luz impulsa una línea de alta tensión atravesando Salta y Catamarca para subir la demanda de energía de las mineras al Sistema de Interconexión Argentino (SADI), con un estimado de demanda 350 Mw. En el mismo sentido, Genneia avanza con proyectos que minimicen el impacto en el ambiente y las poblaciones cercanas pero atendiendo que los proyectos mineros necesitan financiamiento internacional y los que tienen una alta huella de carbono no consiguen dinero, lo que influye en la rentabilidad del proyecto.
También de cara a 2025, Martín Gennesio, presidente y CEO de AES Argentina, anticipa una etapa de "incorporación de nuevas tecnologías como, por ejemplo, las baterías, como un factor clave para el sector eléctrico. Estas soluciones pueden abordar de manera eficiente problemas estructurales, aportando flexibilidad y estabilidad". Por otro lado, la ampliación del parque de generación solar y eólico con proyectos ya en marcha, refleja un interés creciente en invertir en Argentina. Sin embargo, para el ejecutivo "aún queda mucho por avanzar en términos de eficiencia e infraestructura; será fundamental observar los cambios regulatorios que implemente el Gobierno para consolidar el mercado eléctrico y potenciar significativamente el desarrollo del parque de generación".
AES para este año cuenta con un pipeline de desarrollo de 900 Mw en energías renovables, distribuidos en distintos estados de avance. La expansión de su parque eólico Vientos Bonaerenses, en el partido de Tornquist, es el proyecto más avanzado hasta el momento, al cual se suman otras iniciativas eólicas y solares que darán mayor diversidad a su aporte al sistema de generación térmica.
Pero, en el sector, hay señales de que es necesario implementar algunos cambios si se pretende que se sigan incorporando nuevos proyectos. En particular, para Brandi de PCR, "la potencialidad de la oferta supera la demanda de grandes industrias, con lo cual es necesario encontrar mecanismos para que tenga sentido que se incorporen nuevos proyectos donde los compradores de la energía sean las distribuidoras" y, en cualquier caso, es necesario que se respeten las condiciones bajo las cuales se llevaron adelante las inversiones hasta el momento.
Nuevamente, el foco se vuelve a las limitaciones. Castagnino insiste en la importancia de -más allá del aporte que puedan asumir los privados- "continuar trabajando a nivel nacional en acceso a financiamiento y soluciones concretas a largo plazo para la expansión del sistema de transmisión". Y en esa línea se hace "esencial una planificación energética integral que no solo contemple la generación de energía limpia, sino también las inversiones necesarias en redes de transmisión y distribución" que soporten el flujo de electricidad proveniente de fuentes renovables.
También el creciente aporte de hidrocaburos de Vaca Muerta debe ser considerado en la estrategia. Mandarano admite que, hacia adelante, se puede observar "una complementariedad del recurso renovable y el gas natural como oportunidad, sobre todo en la Argentina, por las reservas existentes de gas no convencional. De esta forma, se podrá brindar energía eficiente, confiable y accesible para exportar la energía al mundo".
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